Desde el Criticón del Tonel, siempre en busca de información exhaustiva hemos propuesto una encuesta entre nuestros lectores para determinar en que orden de importancia están hoy en día personalidades de distintos campos. La encuesta ha sido realizada a un grupo de 26 alumnos del IES nº5 de Avilés de 2º de Bachillerato. 
En estas tablas, observamos como en cuanto a deportes la tendencia es a conocer más a los propios deportistas, que a quienes se encargan de velar por las buenas competiciones (¿casualidad o causalidad?) Los integrantes del COI, Juan Antonio Samaranch y Manuel Estiarte no fueron reconocidos por más que 5 y 8 personas, lo que deja mucho que pensar viendo como profesionales del fútbol o del baloncesto son reconocidos por una inmensa mayoría. Si bien es cierto, que el ciclismo quedaría en un segundo plano, pudiendo así comprobar como hoy por hoy, lo que vende es lo que sale en la televisión durante la noche, y que aparece en las cadenas televisivas más importantes donde en la sección de deportes del telediario nos lo muestran diariamente para que no perdamos ni un detalle. Incluso en esos telediarios existe cierta discriminación entre deportes, por eso algunos como el rugby son apenas conocidos en nuestro país por quienes lo practican, o como vemos en la encuesta el fútbol opaca toda la atención.
Centrándonos por otro lado en cuestiones como la ciencia, la escritura, la música o la política. Vemos como parecen ser más importantes los músicos que los políticos o los grandes intelectuales. ¿Por qué? Quizás sea cierto eso que dicen de que los jóvenes de ahora estamos menos vinculados hacia motivaciones que realmente atañen a nuestro día a día y nuestro futuro, y que no nos interesamos por nuestra vida política. Pero también puede ser porque nadie nos enseña a hacerlo, porque nadie nos motiva a preocuparnos, ni nos muestran indicios de que debamos preocuparnos. Somos más bien los hijos de una antigua juventud pasota, que sí, reivindicó en su momento, pero hoy en día se ha acomodado hasta el punto de estancarse en su sofá y dedicarse a encender el televisor (o el ordenador) y ver los mismos canales o páginas banales que no muestran más que una sarta de mentiras desde las que nuestras vidas parecen mejores (o peores según el objetivo del programa) y que en vez de informarmos sobre cosas relevantes nos llenan la cabeza de pájaros para poder ser así más manejables. Olvidando con ello, a los grandes pensadores, científicos, matemáticos, filósofos, escritores y artistas de nuestra historia; esos que han hecho algo por la libertad, que han luchado por la vida y que no se han visto tentados a caer en las trampas de la sociedad, dando un paso más allá, olvidando a todos aquellos visionarios/as que ya entonces, y aún ahora, luchan por la humanidad más humana posible.
En estas tablas, observamos como en cuanto a deportes la tendencia es a conocer más a los propios deportistas, que a quienes se encargan de velar por las buenas competiciones (¿casualidad o causalidad?) Los integrantes del COI, Juan Antonio Samaranch y Manuel Estiarte no fueron reconocidos por más que 5 y 8 personas, lo que deja mucho que pensar viendo como profesionales del fútbol o del baloncesto son reconocidos por una inmensa mayoría. Si bien es cierto, que el ciclismo quedaría en un segundo plano, pudiendo así comprobar como hoy por hoy, lo que vende es lo que sale en la televisión durante la noche, y que aparece en las cadenas televisivas más importantes donde en la sección de deportes del telediario nos lo muestran diariamente para que no perdamos ni un detalle. Incluso en esos telediarios existe cierta discriminación entre deportes, por eso algunos como el rugby son apenas conocidos en nuestro país por quienes lo practican, o como vemos en la encuesta el fútbol opaca toda la atención.
Centrándonos por otro lado en cuestiones como la ciencia, la escritura, la música o la política. Vemos como parecen ser más importantes los músicos que los políticos o los grandes intelectuales. ¿Por qué? Quizás sea cierto eso que dicen de que los jóvenes de ahora estamos menos vinculados hacia motivaciones que realmente atañen a nuestro día a día y nuestro futuro, y que no nos interesamos por nuestra vida política. Pero también puede ser porque nadie nos enseña a hacerlo, porque nadie nos motiva a preocuparnos, ni nos muestran indicios de que debamos preocuparnos. Somos más bien los hijos de una antigua juventud pasota, que sí, reivindicó en su momento, pero hoy en día se ha acomodado hasta el punto de estancarse en su sofá y dedicarse a encender el televisor (o el ordenador) y ver los mismos canales o páginas banales que no muestran más que una sarta de mentiras desde las que nuestras vidas parecen mejores (o peores según el objetivo del programa) y que en vez de informarmos sobre cosas relevantes nos llenan la cabeza de pájaros para poder ser así más manejables. Olvidando con ello, a los grandes pensadores, científicos, matemáticos, filósofos, escritores y artistas de nuestra historia; esos que han hecho algo por la libertad, que han luchado por la vida y que no se han visto tentados a caer en las trampas de la sociedad, dando un paso más allá, olvidando a todos aquellos visionarios/as que ya entonces, y aún ahora, luchan por la humanidad más humana posible.
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